Baja representación Femenina en el Poder Legislativo 1990-2018: ¿Una deuda pendiente de La Araucanía?

  • Todos los partidos políticos, sin excepción, tienen una deuda pendiente con nuestras representantes a nivel nacional y en especial a nivel regional, dado que las mujeres aún cuentan con un techo político “de cristal”, que limita su entrada al Congreso, a pesar de la implementación de herramientas que buscan acelerar la incorporación en el Poder Legislativo.

 

TEMUCO.-  A través de un detallado análisis, Carla Escalona, licenciada de Ciencia Política UCT y practicante del Centro de Políticas Públicas UCT (CPP UCT), buscó dilucidar cuál ha sido la representación femenina de La Araucanía en el Poder Legislativo nacional.

“Durante años, las mujeres han luchado para insertarse en el espacio de toma de decisiones políticas a nivel mundial, por lo tanto, su ingreso a la arena legislativa no ha estado exenta de obstáculos”, precisó Escalona.

A nivel nacional, agregó, las legisladoras chilenas han sido un grupo reducido desde el retorno de la democracia, mientras que a nivel regional, la realidad es aún más desfavorable, dado que sólo una representante por cámara ha podido alcanzar un escaño legislativo desde la elección de 1989.

Evidencia y obstáculos

El informe detalla que en cuanto a la caracterización por género de los que fueron aspirantes a alcanzar un cupo en la Cámara baja, es posible evidenciar que históricamente las nominaciones de candidaturas masculinas han sido mayoritarias por sobre candidaturas femeninas.

En consecuencia, ¿Qué factores permiten aumentar la representación femenina? Carla Escalona aseveró que la experiencia comparada es categórica al establecer que ciertos factores político-institucionales tienden a favorecer a las mujeres en esta carrera electoral para insertarse en el mundo parlamentario.

“Al examinar los debates más controversiales, es necesario destacar el papel que juegan los partidos políticos y cómo su influencia afecta de forma diferente a hombres y mujeres en política. En particular, uno de los roles fundamentales que desempeñan tiene que ver con los procesos de selección de candidatos”.

En este sentido, el estudio indica que los partidos con ideologías de izquierda son propensos a promover la participación, dado que buscan principios igualitarios y pretenden operar como canales de inclusión, pero esta tendencia debe ser observada a través del tiempo, porque los resultados son significativos siempre y cuando se apliquen cuotas de género.

“Para comprobar si dicha teoría es replicable en La Araucanía, se analizaron descriptivamente las candidaturas desde la elección de 1989 hasta la del 2017, con la finalidad de exponer la tendencia evolutiva de las candidaturas parlamentarias”.

Electas

En esta materia, la brecha de representación política para las mujeres en la región se acentúa mucho más. Desde el retorno de la democracia, hay 41 nominaciones a diputadas y sólo 1 candidata alcanzó un puesto en la toma de decisiones políticas y en el caso del Senado, de las 11 nominaciones, 1 candidata logró alcanzar un escaño.

“Los partidos políticos han funcionado como una barrera inquebrantable dentro de la contienda legislativa, e históricamente las élites partidistas han apostado sus nominaciones por los candidatos que tienen mayores probabilidades de ser elegidos, los que contemplan mayor trayectoria política y, generalmente, esas opciones son candidatos hombres por sobre mujeres”, aseguró la licenciada UCT.

Pese a este escenario, añadió la practicante del CPP UCT, las parlamentarias de la región han sorteado los obstáculos que la arena institucional les ha presentado y gracias a la implementación de herramientas como las cuotas de género, se establecieron condiciones que se deben cumplir para alcanzar la igualdad en términos de representación.

“Aun así, su puesta en marcha no es la panacea persé, ya que si bien este mecanismo es crucial para facilitar el acceso a cargos electivos, se debe considerar que su efecto es más bien a largo plazo, ya que la aplicación de la Ley de Cuotas en nuestro país establece que “de la totalidad de candidaturas a diputado o senador declaradas por los partidos políticos, ni los candidatos hombres ni mujeres podrán superar el 60% del total respectivo”, es decir, ninguno puede ser inferior al 40%.  Respecto a lo anterior, es posible observar mayores nominaciones de candidaturas femeninas en comparación a la década de los noventa”, explicó Carla Escalona.

Tendencia histórica

Sin embargo, en 1989 la tendencia no era como supone la teoría y las mayores nominaciones de candidatas eran abanderadas de Avanzada Nacional y Partido del S.U.R (tendencias de derecha y extrema derecha), pero, de todas formas, dichas postulaciones no llegaban a superar el 10% respecto a las masculinas, advierte el análisis.

Actualmente la “cancha” electoral se ha ido equilibrando, dado que los factores político-institucionales han favorecido las condiciones para equiparar las nominaciones competitivas entre hombres y mujeres.

Por su parte, el cambio del Sistema Electoral (binominal a representación proporcional), la aplicación de cuotas de género (voluntarias) y el rol de los partidos políticos han permitido que las mujeres logren competir de forma más equilibrada junto a los hombres para adjudicarse un escaño, pero es preciso destacar que, si bien estos factores son necesarios, todavía no son suficientes para disminuir la brecha, ya sea a nivel nacional como a nivel regional.

“Claramente todos los partidos políticos, sin excepción, tienen una deuda pendiente con nuestras representantes a nivel nacional y en especial a nivel regional, dado que las mujeres aún cuentan con un techo político “de cristal” que limita su ingreso al Congreso, a pesar de la implementación de herramientas que buscan acelerar la incorporación en el Poder Legislativo”.

Por tanto, una de las recomendaciones para abordar los nuevos desafíos respecto a la representación femenina en la arena parlamentaria, es atender los “cuellos de botella” generados dentro de los factores políticos e institucionales y, en especial, progresar sobre una temática “tras bambalinas”, como es el caso de las brechas de género en el financiamiento electoral.

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Imágen: La Vanguardia